Sabemos qué día es hoy

Sabemos qué día es hoy, y la gente está en la calle... firmes, tensos por lo que pueda pasar, pero al pie del cañón... se respira incertidumbre... pero aunque todo esté en contra, hay un gramo de esperanza que no se corta...

la conciencia de que hay que luchar hasta el último minuto, de que no se puede dar todo por perdido... apiñados en el frío frente a la adversidad, dispuestos a encarar juntos al enemigo para defender lo que realmente nos importa...

mientras el mundo gira, los perros pasean plácidamente por los parques bajo la indolente mirada de sus amos, con la vieja correa todavía colgando entre sus dedos siseando "no te vayas lejos, volverás siempre"...

aspiran la calma que no llega a los adoquines, donde el ambiente se crispa y los silbidos empiezan, donde las proclamas y la indignación se incendian por la injusticia... pero se canta con pasión, con orgullo, esto es lo que somos, esto es lo que vivimos...

esto es lo que nos merecemos...

7 comentarios

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Las manifestaciones por los derechos de los trabajadores

Decenas de miles de personas piden el fin de los recortes y la dimisión de Rajoy

La manifestación del Primero de Mayo congrega a 50.000 personas, la mitad que en 2012

El Bayern-Barcelona fue visto por más de 8,2 millones de espectadores

El Madrid-Borussia de Champions, cuota récord de temporada (49,9%, 9,5 millones)

Jose Manuel dijo...

estan en canaletas celebrando el O-7

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Sí, para las manifestaciones hay quien dice "para qué voy a ir si no se puede hacer nada"; en cambio, para estar plantado en la calle frente a la tele del bar, siempre hay esperanza y sí que tiene utilidad.

Paul Varjak dijo...

Totalmente lógico. Ver el fútbol es esperar que su equipo gane, y disfrutar de sus goles. Ir en una manifa es saber que nada cambiará, no tener nada bueno que esperar. Y lo dice uno que ya ha ido a unas cuantas y planea seguir yendo, pero no cree en los reyes magos.

aningunsitioperoquesealejos dijo...

"Ir en una manifa es saber que nada cambiará". Eso lo dices tú. Ir a una manifestación no es "saber que nada cambiará". Si fuera así, no iría nadie. Es ese desencanto que tanto se fomenta y que tan bien va que lo asumamos.

Lo que no se puede tampoco esperar es cambiar el mundo con una manifestación, ni con veinte. La gente se desencanta porque no obtiene el resultado heroico de las películas (o en 90 minutos). Para socavar derechos sociales, no hay tregua, día a día, un recorte por aquí, un recorte por allá; pero para defenderlos, días puntuales (y aquí también hay autocrítica, ojo).

Lo que está claro es que ir o no ir a una manifestación amplifica o reduce su efecto: no es lo mismo cien que diez mil que un millón que diez millones. En cambio, ver uno o cien mil un partido en el plasma de un bar (a no ser que creas en Tristambeiker) no cambiará el resultado.

O sea, tenemos algo cuya práctica no sirve para nada más allá del entretenimiento pero en lo que la gente pone sus esperanzas, se desgañita, llora, se identifica y lo defiende a capa y espada como esencial, vital. Por otro lado, tenemos algo que se ha demostrado que con constancia y en gran número sí que ha servido a lo largo de la Historia, ha habido cambios, se han conseguido derechos (o no se han perdido), pero que la gente percibe como ajeno e inútil.

Paul Varjak dijo...

Cuéntame cuál ha sido la última reforma laboral que hemos detenido saliendo a la calle. O el último recorte que hemos parado. La gente no va a las manifas a cambiar la realidad, sino a decir que no está de acuerdo con lo que no puede cambiar. A tranquilizar sus conciencias con demostraciones de coherencia visible. Precisamente, si las manifas cambiasen de verdad algo, no habría tante gente cansada de ir a manifas para nada quedándose en casa.

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Dime cuál ha sido el gran periodo de huelgas y manifestaciones que hemos tenido para plantarle cara a nada. No voy a discutir si las manifestaciones siguen siendo un método útil, pues yo también considero que el modelo debería cambiar aunque no sé hacia dónde. Lo que sí creo es que no podemos esperar que ninguna acción sirva para nada cuando es puntual. Y menos aún, salvaguardarnos tras el escudo del "eso no sirve para nada".

Tampoco sirve para nada el fútbol (y demás cosas) y ahí tienes a tíos en paro dejándose el sueldo por ir a verlos en el campo. Ya no estoy hablando de disfrutar del fútbol, sino de sacrificarse por él.